La fibromialgia es una enfermedad crónica que se caracteriza por dolor generalizado, fatiga, alteraciones del sueño y problemas cognitivos. Afecta a entre el 2 y el 4% de la población, siendo más frecuente en mujeres que en hombres. Su causa exacta se desconoce, pero se cree que está relacionada con factores genéticos, ambientales, psicológicos e inmunológicos.

Los síntomas de la fibromialgia pueden variar de una persona a otra, pero los más comunes son:

– Dolor muscular y articular en todo el cuerpo, que puede aumentar con el estrés, el frío o la actividad física.
– Rigidez matutina, que dificulta el movimiento al despertar.
– Fatiga crónica, que provoca cansancio y falta de energía.
– Trastornos del sueño, como insomnio, apnea o sueño no reparador.
– Problemas cognitivos, como dificultad para concentrarse, recordar o expresarse verbalmente.
– Síndrome del intestino irritable, que causa dolor abdominal, diarrea o estreñimiento.
– Cefaleas tensionales, migrañas o vértigos.
– Ansiedad, depresión o cambios de humor.

El tratamiento de la fibromialgia se basa en un abordaje multidisciplinar, que incluye medicamentos, terapias psicológicas y hábitos de vida saludables. La fisioterapia juega un papel importante en el manejo de esta enfermedad, ya que ayuda a aliviar el dolor, mejorar la movilidad y la funcionalidad, y prevenir las complicaciones.

La fisioterapia para la fibromialgia se adapta a las necesidades y objetivos de cada paciente, pero en general se compone de los siguientes elementos:

– Ejercicio terapéutico: consiste en realizar actividades físicas adaptadas al nivel de tolerancia y capacidad de cada persona, con el fin de mejorar la fuerza, la resistencia, la flexibilidad y el equilibrio. El ejercicio terapéutico puede incluir ejercicios aeróbicos (como caminar, nadar o bicicleta), ejercicios de estiramiento (para relajar la musculatura y aumentar el rango articular) y ejercicios de fortalecimiento (para prevenir la atrofia muscular y proteger las articulaciones).
– Terapia manual: se trata de aplicar técnicas manuales sobre los tejidos blandos (músculos, tendones, ligamentos) y las articulaciones, con el objetivo de reducir el dolor, mejorar la circulación sanguínea y linfática, liberar las adherencias y los puntos gatillo (zonas de contracción muscular involuntaria que causan dolor referido), y facilitar el movimiento. La terapia manual puede incluir masajes (como el masaje sueco o el masaje miofascial), movilizaciones articulares (como las oscilaciones o las tracciones), manipulaciones articulares (como los thrusts o los ajustes) y técnicas neurodinámicas (para movilizar los nervios periféricos).
– Electroterapia: consiste en utilizar corrientes eléctricas de baja intensidad para estimular los nervios y los músculos, con el fin de producir un efecto analgésico, antiinflamatorio o regenerativo. La electroterapia puede incluir TENS (estimulación nerviosa eléctrica transcutánea), EMS (estimulación muscular eléctrica), ultrasonido (ondas sonoras de alta frecuencia) o láser (luz coherente de baja potencia).
– Termoterapia: se trata de aplicar calor o frío sobre la zona afectada, con el propósito de modificar la temperatura local y producir un efecto relajante, vasodilatador o vasoconstrictor. La termoterapia puede incluir compresas calientes o frías, parafina (cera caliente), crioterapia (frío intenso) o infrarrojos (radiación electromagnética).
– Educación terapéutica: consiste en proporcionar información y consejos al paciente sobre su enfermedad, su tratamiento y su autocuidado. La educación terapéutica ayuda a mejorar el conocimiento y la comprensión de la fibromialgia, a fomentar una actitud positiva y activa frente al dolor, a evitar los factores desencadenantes o agravantes, a adoptar hábitos de vida saludables (como una alimentación equilibrada, una higiene del sueño adecuada o la gestión del estrés) y a prevenir las recaídas.

La fisioterapia es una terapia segura y eficaz para la fibromialgia, siempre que se realice bajo la supervisión de un profesional cualificado y se ajuste a las características y preferencias de cada paciente. La fisioterapia puede mejorar la calidad de vida de las personas con fibromialgia, aliviando sus síntomas y aumentando su capacidad funcional y su bienestar emocional.

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Nuestra clínica de Fisioterapia Juan Bravo 75, barrio de Salamanca, está diseñada y dirigida exclusivamente por fisioterapeutas titulados, universitarios y colegiados, con amplia experiencia y en constante formación en todas las técnicas y tratamientos, por lo que garantizamos unos resultados excelentes en todas nuestros tratamientos.

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